Este artículo se
iba a publicar el día 3 de febrero del presente, pero al ser un tema tan
trillado, ya que esta no es la primera vez que ha caído este tipo de
artefactos, decidí no pulir el borrador, pero sí dejarlo como una especie de
bitácora sin hacer caso a mí propia recomendación de que no importa que sea a
destiempo o si está lo suficientemente explicado, siempre habrá un magufo terco
y machacón de mente abierta que lo volverá a sacar.
Y dicho y hecho,
he visto que ya ha pasado un mes desde la caída de estos objetos y aún se
siguen refiriendo al suceso como “misteriosas esferas”, incluso especulan con
que pueden ser satélites, eso ya es algo esperanzador, aunque no mucho, ya que
si realmente creyeran eso no le darían tanta importancia.
Si bien se pueden fabricar satélites operacionales de unos cuantos centímetros,
también es cierto que desde hace medio siglo su diseño ya no es esférico. Las
formas más comunes son cúbicas, rectangulares o cilíndricas, variando su largo
que, además, puede estar cubierto enteramente de celdas solares. Otros modelos
acoplan las celdas solares en estructuras desplegables paralela o perpendicularmente
a su eje, fuera del cuerpo, con lo cual podemos tener satélites de múltiples
paneles, incrementando así el área de captación solar para incrementar la capacidad
de almacenamiento y autonomía, ya sea en disposición sencilla o doble.
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Concepción artística del Satélite AngoSAT-1. |
En definitiva,
esas esferas que han caído el 27 de enero en varias localidades peruanas no son
satélites sino tanques de combustible. Otra cosa que se mencionaba es que podrían
tener residuos de combustible altamente tóxico o radiación, tampoco es verdad. El
combustible para cohetes es muy volátil y la mayor parte del contenido de estas
esferas es consumida durante el lanzamiento y las maniobras orbitales o de
posicionamiento, además los residuos que puedan llegar a contener son
consumidos por las altas temperaturas producto de la fricción con la atmósfera
cuando se da el reingreso a la Tierra, por lo que el tanque estaría libre de
cualquier residuo al llegar a la superficie terrestre. Estos tanques contienen
hidracina con un propelente de helio.
La radiación
tampoco es problema ya que no es letal. Las principales fuentes de radiación
espacial son el Sol, los rayos cósmicos y el cinturón de radiación terrestre,
que no es propiamente radiación, sino un cúmulo de partículas energéticas
atrapadas por el campo magnético de la Tierra; estas partículas provienen del
viento solar y los rayos cósmicos, pero no llegan a niveles de importancia, por
tal razón, los objetos que caen del espacio no presentan peligro alguno para la
salud humana. La única forma en que esta radiación pueda ser dañina para la
salud humana es por una exposición directa y prolongada a sus efectos.
La razón por la
que algunos creen que son satélites, es que no vienen acompañados del cuerpo
que los contenía, y esto es porque ese cuerpo, generalmente del tamaño de un
autobús o más grande, está hecho de un material más frágil que el de los
tanques y se consume por completo durante el reingreso por acción del roce con
la atmósfera, mientas que las esferas sólo sufren calentamiento, en algunos
caso un poco de derretimiento, llegando verse como bolas incandescentes que
cruzan el cielo, las famosa bolas de fuego. Las estelas que vemos durante la
caída de estos cuerpos son esos frágiles componentes que se van consumiendo,
mientras que las esferas son la cabeza del grupo de restos que, al ser más
pesadas y resistentes, no son frenadas con tanta facilidad. Estos tanques son fabricados
con una aleación de titanio, vanadio y aluminio que los hace especialmente
resistentes al calor, pudiendo también ser cilíndricos, como varios que han
caído cerca de comunidades pobladas con medidas del orden del metro de diámetro
con un largo de 2 a 3 metros.
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El tanque propulsor principal de la segunda etapa de un cohete Delta 2 aterrizó cerca de Georgetown, Texas, EE. UU., El 22 de enero de 1997. Este tanque de aproximadamente 250 kg es principalmente una estructura de acero inoxidable y sobrevivió a la reentrada relativamente intacto. |
La chatarra
espacial ha sido motivo de preocupación desde hace años, cuando se hizo un
recuento de la cantidad de restos que circundan nuestro planeta. A vece el
peligro aumenta cuando se dan colisiones entre estos restos y lanzan fragmentos
en todas direcciones, pudiendo chocar con otros restos que lleven décadas
orbitando, otros son empujados por tormentas solares a órbitas más bajas y los
demás descienden poco a poco. Se estima que al año caen cerca de 100 toneladas
de restos espaciales que en su mayoría se consumen durante el reingreso, de los
sobrevivientes, gran parte caen al mar y el resto en zonas despobladas, aunque
el peligro de alcanzar zonas habitadas siempre está latente.
Genaro Grajeda,
escribiendo para el sitio “Hacia el Espacio” publicó un artículo titulado “Basura
Espacial: Un Problema que nos Atañe a Todos” el 1 de agosto de 2014, de donde
cito lo siguiente:
La carrera
espacial ha traído grandes beneficios tecnológicos para la humanidad como la
miniaturización de los aparatos electrónicos, mejoras en la telecomunicación y,
observación del clima del planeta, entre muchos otros; pero también nos ha
traído el gran problema de basura orbitando nuestro planeta. El Centro de
Operaciones Espaciales Europeo (ESOC) registra que solamente un 6% de los
objetos artificiales que orbitan nuestro planeta son satélites operacionales.
El problema no es pequeño y amenaza con crecer rápidamente en los próximos años
si no se toman fuertes medidas para su contención y mitigación.
La basura espacial,
de acuerdo con el Profesor Richard Crowther de la Agencia Espacial del Reino
Unido, puede definirse como todos los objetos hechos por el hombre que son
inyectados en órbita y que, ni en este momento, ni en el futuro previsible,
tendrán algún propósito útil. Entonces, podríamos decir que la mayoría de los
objetos que existen orbitando nuestro planeta se consideran basura espacial.
Pero esta no se limita a satélites que han dejado de funcionar, en la basura
espacial también podemos encontrar las etapas superiores de cohetes,
degradación en la pintura de los objetos, y especialmente partes de satélites o
cohetes que se fragmentaron durante explosiones o impactos. Adicionalmente
podemos encontrar objetos que han perdido astronautas durante sus caminatas espaciales:
un guante, una cámara, una caja de herramientas y hasta un cepillo de dientes.La Órbita Baja
Terrestre (OBT), el espacio que se encuentra desde los 100 km y hasta los 2,000
km sobre la superficie del planeta, es el área más afectada por el problema de
la basura espacial. En esta encontramos aproximadamente 400,000 objetos del
tamaño de una pelota de beisbol y hasta 20 millones de partículas con un tamaño
menor a 1 centímetro. La Agencia Espacial Europea estima que pueden existir
hasta 150 millones de objetos, que podemos considerar basura espacial, en todas
las altitudes de órbita de nuestro planeta.
Uno de los
principales factores que contribuyen a la basura espacial es la falta de un
mecanismo que saque de órbita a los satélites al terminar la misión.
Actualmente existen al menos 5,200 satélites “difuntos” orbitando y sólo 600
satélites operacionales. Eso significa que un 87% de los satélites que lanzamos
los hemos abandonado en órbita hasta que lentamente caen o alguna tormenta
solar los empuja a la atmósfera. Entre esos satélites muertos podemos encontrar
algunos satélites famosos como el Vanguard-1, cuarto satélite en la historia
lanzado en 1958; y el Syncom-3, el primer satélite geoestacionario. México
tampoco ha hecho mucho de su parte para mejorar el problema, de los 8 satélites
que fueron de su propiedad, cuatro de ellos son considerados basura espacial:
Morelos I y II, Solidaridad I y el mismo UNAMSat – B.
La basura restante
ha sido creada por la fragmentación de los objetos mientras se encuentran en
órbita. La fragmentación más común es causada por la explosión accidental de la
etapa superior del cohete portador. La primera explosión detectada por
astrónomos sucedió en 1961 cuando una etapa Ablestar del cohete norteamericano
Able explotó. El peor evento fue causado por un Delta-II que fue lanzado en
1977, su explosión ha causado 934 objetos detectados en OBT. Un estudio en el
año 2001 encontró que existen más de 2,543 objetos fragmentados por 79 eventos
explosivos desde 1958. Durante los últimos 10 años, la etapa Briz-m de los
cohetes Protón rusos han tenido 3 explosiones en órbita baja, la más reciente
el 16 de octubre de 2012 donde se detectaron hasta 500 partes que se
desprendieron por la explosión de un tanque con 2.5 toneladas de combustible.
La fragmentación
también puede ser causada por impactos entre objetos, de forma premeditada o
accidental. Durante la Guerra Fría, la antigua Unión Soviética disparó 9
misiles antisatélites que generaron 448 fragmentos detectables en OBT. Los
Estados Unidos han probado 2 misiles antisatélite pero todos sus fragmentos
reingresaron a la Tierra. Ha sido China la peor infractora en esta
fragmentación premeditada con la prueba de un misil en 2007 la cual generó al
menos 2,317 objetos con un tamaño mayor a los 10 centímetros. Por otro lado, el
primer y único accidente a la fecha entre dos satélites, sucedió durante 2009
cuando el satélite difunto ruso Kosmos-2251 chocó con el satélite Iridium-33 y
creó al menos 1,000 objetos con tamaño mayor a 10 centímetros.
Como puede verse,
el problema de la basura espacial no es nuevo y crece cada día. Desde hace un
tiempo la red de satélites Iridium se ha estado renovando, pues los satélites
de la red original dejarán de funcionar este año. Iridium es una constelación
de satélites de comunicaciones que giran en 6 órbitas bajas, cada una con 11
satélites, lo que nos da un total de 66 futuros satélites muertos que se
sumarán a la larga lista de chatarra espacial. La nueva red, llamada IRIDIUM
NEXT, constará de 81 satélites: 72 en órbita (66 operacionales y 6 de reserva)
y 9 satélites de reserva en tierra. Actualmente Space X ha puesto en órbita 40
de ellos y se espera que este año se lancen los 32 restantes. Space X sólo pondrá en órbita 75 de ellos. Desde que se
proyectó la renovación de esta red, se han hecho cambios al diseño final, variando el número de satélites que la compondrán. El nombre Iridium viene del
elemento químico cuyo número atómico es 77, número de satélites que
originalmente tenía el diseño de la primera red. Como dato curioso, los brillos
que parecían rasgar el cielo nocturno y que hacía muy característico el paso de
estos satélites por el firmamento, no estará presente en la nueva red.
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La constelación de Satélites Iridium |
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Uno de los famosos destellos Iridium, causado por el reflejo del Sol en sus páneles solares. |
Pero regresando a
las esferas caída en Perú, los noticieros y la prensa daban cuenta del suceso
desde que pudo ser observado en varias partes de la frontera con Brasil.
Con el titular
“Cuerpo luminoso en caída libre por el cielo sorprende a Pucallpa”, RPP
Noticias, publica la nota de un objeto que surcó los cielos de Perú la tarde
del pasado día 27 de enero y que también fue visto en algunas ciudades de
Brasil como Rio Branco, Tarauacá, Feijó, Cruzeiro do Sul, Porto Walter y
Rodrigues Alves, en Acre, estado fronterizo con el Perú, según informó el
portal de noticias.
Las noticias se
fueron sucediendo y al día siguiente, domingo, el canal de Noticias “A Tu Estilo” informa que durante la mañana en la población de Larancahuani fue
encontrado por los lugareños un “objeto extraño” después que en la tarde del
día anterior se vio caer una bola de fuego. Según el informe, al acercarse al
lugar se siente un olor a soldadura (metal caliente). Comenta que tiene un peso
aproximadamente de 40 kilos, una circunferencia de 2.07 m y una altura de 1.05
m. El artefacto dejó en el suelo una marca de impacto cuya profundidad se
estimó en 30 cm con un diámetro de 29 cm. Despiden la nota prometiendo más
información, pero hasta el momento no han actualizado la nota.
Los distintos
medios noticiosos se sumaban al acontecimiento comenzando a barajar la
posibilidad de que se tratara de chatarra espacial. El mismo día 28, el DiarioCorreo de Perú refiere que el meteorólogo Alejandro Fonseca de la Universidad
Federal de Acre (Ufac), descartó la teoría sobre la caída de un meteorito al
planeta Tierra. Según consideraciones del experto, el brillo en el cielo pudo
haber sido por basura espacial. “Cuando la basura espacial entra en la
atmósfera sufre una fricción muy grande y eso causa un incendio en el objeto.
Lo que puede haber ocurrido es eso”, comentó. Este diario aún no se enteraba
del lugar en que el objeto había caído.
Por su parte, el
portal TROME de Perú, reportaba que la noticia ya era viral en la plataforma
social Facebook, haciendo referencia a las notas dadas hasta el momento, pero
agregando el detalle de que el comandante del Cuerpo de Bomberos de Cruzerio
del Sur de Brasil, Rómulo Barros, dijo que ninguna aeronave sufrió caídas, algo
que muchos usuarios de Facebook consideraron como una opción creíble.
El mismo día 28 de
enero, el Dr. Walter Núñez, en su canal, da una reseña rápida sobre el asunto
en un video de 2 minutos, más que nada porque ya se estaba alborotando la magufada (entusiastas no informados que ven marcianos por todos lados) y especulaban con cosas extrañas venidas del espacio, tal como sucedió poco más
de un mes antes, el 22 de diciembre de 2017 con el lanzamiento del cohete
espacial Falcon 9 de Space X desde la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg, en
Califonia. Dicha misión, la Iridium-4, puso en órbita la cuarta tanda de
satélites del nuevo sistema de comunicaciones Iridium Next. Los magufos estaban
desatados sacándose tonterías de debajo de la manga y diciendo sandez y media,
pero ni uno fue para informarse, ni siquiera creían que fuera un cohete
espacial, empezaban a especular con que Corea del Norte ya le había enviado un
regalito a Donald Trump, cosa que era imposible pues el cohete se dirigía al
sur, no venía del oriente, recordemos que la península de Corea se encuentra
entre China y Japón. Fue toda una locura
internet esa noche de viernes, víspera de navidad. Tras ver su error, algunos
rectificaron, otros simplemente no mencionaron más el asunto pero uno siguió insistió
en ver platillos voladores durante el lanzamiento, en realidad era un lens
flare producto de los propulsores, después cazó otra cosa insistiendo que “algo
raro” hubo en el lanzamiento. Entre más lo mencionaba más se hundía, hasta que
ya nadie le puso atención. Pues ahora parecía que iban por el mismo camino,
sólo que el magufo de los platillos llegó un mes tarde a la fiesta, en fin.
No me fue muy
difícil dar con el dato exacto tras hacer una pequeña búsqueda causada por la
curiosidad al ver el video del Dr. Nuñez. Como ya he investigado este tipo de
casos, sé a qué lugares dirigirme para averiguar un poco más de la procedencia
de la chatarra y le dejé un mensaje con antecedentes magufos y un enlace en los
comentarios al sitio donde averigüé de lo que se trataba.
El trabajo en la
oficina me hizo olvidar de momento el tema, pero el día primero de febrero veo
el directo del canal peruano “Matergia Realismo Fantástico” del periodista
Rafael Mercado, donde en directo daba cuenta del hallazgo de la tercera de las
esferas que al final terminaron siendo 5. También dejé ahí un mensaje además de
hacer una publicación en mi muro de Facebook.
Como ya sabemos
hasta este punto, esas esferas son contenedores de hidracina, combustible para
cohetes. Sin embargo, magufos escépticos, algo más extraño que los aliens, que
en realidad sólo son creyentes negacionistas de todo aquello que no se ciña a
sus creencias, pero nunca abren un libro, dudan de que sea un simple tanque. Allá
ellos.
Empero la única
duda válida es de dónde provienen, claro que no es de donde ellos creen, ja,
ja, ja. Cómo ya apunté antes, existen muchos sitios dónde se puede consultar la
caída de restos espaciales y algunos de ellos guardan registros de cada
reingreso en el pasado, las caídas actuales y las que se esperan.
El sitio se llama
Aerospace, una compañía de ingeniería aeroespacial que cuenta con personal
altamente calificado para dar soluciones innovadoras de importancia nacional
tanto en el espacio como en tierra y cuenta con la colaboración del NORAD y
otras agencias gubernamentales que aportan la información técnica de los
objetos que reentran además de un registro de la trayectoria de caída, fechas,
lugar de lanzamiento etcétera.
El objeto es descrito
como el cuerpo de un cohete con la designación internacional 2017-086D y número
del NORAD 43090. Fue lanzado el día 26 de diciembre de 2017 a las 19 horas
(UTC/Tiempo Universal Coordinado), desde el Cosmódromo de Baikonur, en
Kazakhstan. La misión de este cohete era la de poner en órbita el satélite
AngoSat 1, primer satélite de Angola.
Además de estos
datos, se da la predicción de reentrada para el 27 de enero de 2018 a las 22:35
UTC ± 2 horas, siendo esto entre las 15:35 y 19:35 horas de Perú. Para calcular
esta predicción se utilizó un último tiempo de referencia estimado en 27 de
enero de 2018 a las 15:30:56.860 UTC, es decir, 10:30: hora de Perú.
Se reporta el
avistamiento de este objeto a las 23:32 UTC del día previsto, o sea, a las 18:32
hora de Perú.
Para confirmar
esto, busqué los datos referentes al satélite que menciona esta página, el
AngoSat 1, corroborando la información que ya se ha dado. Primero investigué la
designación internacional, 2017-086D, que me llevó a la página ORBIT TRACKER
(Rastreador de Orbita). Este sitio, además de dar información del artefacto que
se busca, nos da un mapa en el que podemos ver la posición en tiempo real en
caso de aún estar en órbita, el que buscamos ya no lo está, aparece la leyenda
“Object no longer in orbit” (El objeto ya no está en órbita) y el mapa vacío.
Aprovechando que
estamos en el sitio, localicé el satélite, siendo la carga primaria, su
designación internacional deber ser 2017-86A y así fue. Obteniendo los
siguientes datos. País: Angola, Fecha de lanzamiento 26 de diciembre de 2017,
Lugar de lanzamiento: TTMTR y Vehículo de lanzamiento: Zenith, además de una
descripción del satélite que a la letra dice:
El primer satélite
de Angola, AngoSat-1, fue construido por RKK Energia en torno a la plataforma
USP, anteriormente utilizado para varios de los satélites de comunicaciones
Yamal de Gazprom. AngoSat-1 lleva una carga de comunicaciones construida por
Airbus Defence and Space, que consta de dieciséis transpondedores de banda C y
seis de banda Ku. Es un satélite relativamente ligero con una masa de solo
1.647 kilogramos (3.631 lb). El satélite será operado por el Ministerio de
Telecomunicaciones y Tecnología de la Información de Angola. Se colocará en una
órbita geoestacionaria a una longitud de 14 grados Este y se espera que
funcione durante al menos quince años. Una vez en órbita, el satélite utilizará
ocho propulsores de iones de xenón SPT-70 para mantener la estación. No está
equipado con un motor de apogeo líquido, y en su lugar será transportado casi
hasta la órbita geoestacionaria por la etapa superior del cohete portador.
De este cohete, se
desprendieron 8 partes que fueron numeradas de la A a la H, quedando 3 en
órbita, una de ella el satélite, lo que llaman carga útil y los otros dos, un
tanque y una etapa del cohete que se identifica como rocket body. Las otras 5
partes cayeron a tierra entre el 14 y el 30 de enero del presente año, siendo
la parte identificada como rocket body la que se precipitó sobre Perú, tal como
lo muestra la siguiente tabla de Orbit tracker, las demás partes son
consideradas chatarra, como el tanque que aún esté en órbita. Las otras 4 partes,
al ser consideradas como chatarra espacial, es casi seguro que se desintegraron
durante su reingreso.
Hay dos conceptos
que al lector deben haberle dado un poco de curiosidad, CIS y TTMTR. CIS es la
designación para COMMONWEALTH OF INDEPENDENT STATES (Comunidad de Estados
Independientes) y TTMTR es la designación para TYURATAM MISSILE AND SPACE
COMPLEX (Complejo Espacial y de Misiles Tyuratam) conocido también como
Cosmódromo de Baukonur. Con respecto a esta última designación hay una historia
interesante, a mediados de los años 50, la Unión Soviética anunció que todas
las actividades espaciales serían conducidas desde el Cosmódromo de Baykonur, que
se asumió estaría cerca de la ciudad de Baykonur, en Kazajistán. En realidad,
las instalaciones de lanzamiento se localizaban al noreste de Tyuratam. El
nombre Baikonur se eligió a propósito para desviar la atención de Occidente
haciendo creer que el lugar estaba cerca de la ciudad de Baikonur, una ciudad
minera 41 km al sur del centro espacial en un área desértica cerca de
Dzhezkazgán.
El cohete Zenit
2SB, utilizado como lanzador, es una de las estrellas rusas que vuelve a rugir
en el firmamento tras 2 años de inactividad por los problemas entre Rusia y
Ucrania, involucrados en la construcción del cohete. Ver cómo es armado y ensamblado es una experiencia única, aunque los componentes internos rara vez son expuestos.
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El Satélite AngoSat-1 con el equipo técnico. |
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Encapsulado del satélite en la cabeza del Zenit |
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A unos cuantos centímetros de encapsularlo. |
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Ensamble con la primera etapa de lanzador Zenit. |
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Colocándolo en la plataforma de transporte y elevación. |
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Hacia la plataforma |
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Se conecta a un par de locomotoras. |
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Un blanco recorrido. |
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En las cercanías de la plataforma de lanzamiento. |
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Colocándose en posición. |
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Elevando la plataforma. |
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Un poco más. |
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Casi listo. |
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Cuenta regresiva. |
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¡Despegue! |
Como y ya se dijo antes, este
lanzador fue utilizado para poner en órbita el primer satélite de telecomunicaciones
de Angola. Sin duda este lanzamiento tiene mucho qué celebrar además de poner a
trabajar a la Agencia Espacial Peruana que apenas le dedico unos 3 artículos al
tema sin que hasta el momento haya dado información completa sobre esta chatarra espacial.
Algunos magufos,
adoradores del tema de los OVNIs, hablan aún en estos días de un misterio, pero
poco a poco la gente los va poniendo en su lugar pues, como ya sabemos, esta no
es la primera ni será la última en que estos artefactos espaciales caen a tierra.
Leopoldo Zambrano
Enríqeuz
Informe U. F. O.
Monterrey Nuevo
Léon. México.
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