jueves, 14 de enero de 2016

La enigmática pluma BIC

¿Sabes para qué sirve el pequeño agujero lateral de un bolígrafo BIC?


Todos los días, miles de bolígrafos BIC son vendidos en todo el mundo. Son un completo éxito, por decir lo menos, por lo que no es de extrañar que encontremos estas útiles herramientas de escritura a donde quiera que vayamos.

Eso sin contar que resulta prácticamente imprescindible tener uno en la mochila, en la oficina, en el auto, etc… ya sea mordisqueados, quebrados o sin la tapa, siempre tenemos un bolígrafo BIC al alcance de la mano.

BIC Cristal
Resulta curioso saber que la inspiración para crear esta pluma esferográfica vino de László Bíró, un periodista de origen húngaro que estaba harto de tener que llenar la pluma estilográfica y esperar hasta que la tinta secara después de escribir. La idea de esta invención vino cierto día que observó una bola rodar sobre un charco de agua, dejando un rastro del líquido por donde quiera que pasaba. A partir de ahí, se reunió con su hermano György, que era químico, para inventar una versión comercialmente viable de dicho objeto.

En el año 1938, los hermanos Biró patentaron el diseño, cuya característica única era una pequeña bola en la punta, que al rodar liberaba tinta del cartucho. Aunque hubo versiones anteriores de las plumas esferográficas, la mayoría terminó fracasando porque presentaban fugas, sequedad y problemas en la liberación de la tinta. Dos años después, los hermanos Biró comenzaron a vender licencias del diseño a los fabricantes de Estados Unidos e Inglaterra y en muy poco tiempo la historia de los bolígrafos BIC había comenzado.

El secreto de los agujeros.

Marcel Bich, fundador de Societé BIC en 1950
En el año 1950, un fabricante francés de plumas llamado Marcel Bich lanzó su primero modelo sobre la licencia de los hermanos Biró. Como precisaba de un nombre para su producto, el empresario adoptó su propio apellido con una sutil diferencia y creo el “BIC Cristal”; además, resolvió algunas fallas implícitas en el diseño de los Biró, dando inicio a una producción en masa de muy bajo costo.

Para controlar mejor el flujo, Bich invirtió en tecnología suiza para conseguir una esfera que le permitiera a la tinta fluir libremente. También alteró la viscosidad de la tinta para evitar las fugas y el resecado. En este mismo tiempo surgió el enigmático agujero que se encuentra al lateral de todos los bolígrafos de BIC.


Por más inútil que sea su apariencia, ese diminuto agujero sirve para igualar la presión atmosférica dentro y fuera de la pluma. Sin este, sería imposible usar de forma correcta el objeto dentro de un avión o en la cima de un edificio muy alto, por ejemplo. Una diferencia en la presión atmosférica entre el interior y el exterior provocaría que la pluma “explotara” – y todos sabemos la suciedad que resulta cuando eso pasa.

Según la FAQ en el sitio de BIC, cerca del 90% de todas las plumas producidas en la actualidad cuentan con este recurso para evitar los derrames. Pero BIC también tiene otro agujero enigmático en su haber: en el año 1991, a la pluma también se integró un agujero en la tapa, cuya finalidad no era la de aumentar o mejorar el rendimiento del producto, sino la seguridad de sus usuarios. Las tapas poseen un agujero en la punta en cumplimiento de una norma de seguridad internacional que pretende evitar el riesgo de que los niños (y también los adultos desprevenidos que las mastican) se sofoquen con la pieza, ya que este agujero permite el paso de aire en caso de que sean ingeridas.


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