miércoles, 28 de febrero de 2018

Bolas, Boludos y Cohetes Rusos

Este artículo se iba a publicar el día 3 de febrero del presente, pero al ser un tema tan trillado, ya que esta no es la primera vez que ha caído este tipo de artefactos, decidí no pulir el borrador, pero sí dejarlo como una especie de bitácora sin hacer caso a mí propia recomendación de que no importa que sea a destiempo o si está lo suficientemente explicado, siempre habrá un magufo terco y machacón de mente abierta que lo volverá a sacar.


Y dicho y hecho, he visto que ya ha pasado un mes desde la caída de estos objetos y aún se siguen refiriendo al suceso como “misteriosas esferas”, incluso especulan con que pueden ser satélites, eso ya es algo esperanzador, aunque no mucho, ya que si realmente creyeran eso no le darían tanta importancia.

Si bien se pueden fabricar satélites operacionales de unos cuantos centímetros, también es cierto que desde hace medio siglo su diseño ya no es esférico. Las formas más comunes son cúbicas, rectangulares o cilíndricas, variando su largo que, además, puede estar cubierto enteramente de celdas solares. Otros modelos acoplan las celdas solares en estructuras desplegables paralela o perpendicularmente a su eje, fuera del cuerpo, con lo cual podemos tener satélites de múltiples paneles, incrementando así el área de captación solar para incrementar la capacidad de almacenamiento y autonomía, ya sea en disposición sencilla o doble.

Concepción artística del Satélite AngoSAT-1.
En definitiva, esas esferas que han caído el 27 de enero en varias localidades peruanas no son satélites sino tanques de combustible. Otra cosa que se mencionaba es que podrían tener residuos de combustible altamente tóxico o radiación, tampoco es verdad. El combustible para cohetes es muy volátil y la mayor parte del contenido de estas esferas es consumida durante el lanzamiento y las maniobras orbitales o de posicionamiento, además los residuos que puedan llegar a contener son consumidos por las altas temperaturas producto de la fricción con la atmósfera cuando se da el reingreso a la Tierra, por lo que el tanque estaría libre de cualquier residuo al llegar a la superficie terrestre. Estos tanques contienen hidracina con un propelente de helio.




La radiación tampoco es problema ya que no es letal. Las principales fuentes de radiación espacial son el Sol, los rayos cósmicos y el cinturón de radiación terrestre, que no es propiamente radiación, sino un cúmulo de partículas energéticas atrapadas por el campo magnético de la Tierra; estas partículas provienen del viento solar y los rayos cósmicos, pero no llegan a niveles de importancia, por tal razón, los objetos que caen del espacio no presentan peligro alguno para la salud humana. La única forma en que esta radiación pueda ser dañina para la salud humana es por una exposición directa y prolongada a sus efectos.


La razón por la que algunos creen que son satélites, es que no vienen acompañados del cuerpo que los contenía, y esto es porque ese cuerpo, generalmente del tamaño de un autobús o más grande, está hecho de un material más frágil que el de los tanques y se consume por completo durante el reingreso por acción del roce con la atmósfera, mientas que las esferas sólo sufren calentamiento, en algunos caso un poco de derretimiento, llegando verse como bolas incandescentes que cruzan el cielo, las famosa bolas de fuego. Las estelas que vemos durante la caída de estos cuerpos son esos frágiles componentes que se van consumiendo, mientras que las esferas son la cabeza del grupo de restos que, al ser más pesadas y resistentes, no son frenadas con tanta facilidad. Estos tanques son fabricados con una aleación de titanio, vanadio y aluminio que los hace especialmente resistentes al calor, pudiendo también ser cilíndricos, como varios que han caído cerca de comunidades pobladas con medidas del orden del metro de diámetro con un largo de 2 a 3 metros.

El tanque propulsor principal de la segunda etapa de un cohete Delta 2 aterrizó cerca de Georgetown, Texas, EE. UU., El 22 de enero de 1997. Este tanque de aproximadamente 250 kg es principalmente una estructura de acero inoxidable y sobrevivió a la reentrada relativamente intacto.
La chatarra espacial ha sido motivo de preocupación desde hace años, cuando se hizo un recuento de la cantidad de restos que circundan nuestro planeta. A vece el peligro aumenta cuando se dan colisiones entre estos restos y lanzan fragmentos en todas direcciones, pudiendo chocar con otros restos que lleven décadas orbitando, otros son empujados por tormentas solares a órbitas más bajas y los demás descienden poco a poco. Se estima que al año caen cerca de 100 toneladas de restos espaciales que en su mayoría se consumen durante el reingreso, de los sobrevivientes, gran parte caen al mar y el resto en zonas despobladas, aunque el peligro de alcanzar zonas habitadas siempre está latente.

Genaro Grajeda, escribiendo para el sitio “Hacia el Espacio” publicó un artículo titulado “Basura Espacial: Un Problema que nos Atañe a Todos” el 1 de agosto de 2014, de donde cito lo siguiente:
La carrera espacial ha traído grandes beneficios tecnológicos para la humanidad como la miniaturización de los aparatos electrónicos, mejoras en la telecomunicación y, observación del clima del planeta, entre muchos otros; pero también nos ha traído el gran problema de basura orbitando nuestro planeta. El Centro de Operaciones Espaciales Europeo (ESOC) registra que solamente un 6% de los objetos artificiales que orbitan nuestro planeta son satélites operacionales. El problema no es pequeño y amenaza con crecer rápidamente en los próximos años si no se toman fuertes medidas para su contención y mitigación.
La basura espacial, de acuerdo con el Profesor Richard Crowther de la Agencia Espacial del Reino Unido, puede definirse como todos los objetos hechos por el hombre que son inyectados en órbita y que, ni en este momento, ni en el futuro previsible, tendrán algún propósito útil. Entonces, podríamos decir que la mayoría de los objetos que existen orbitando nuestro planeta se consideran basura espacial. Pero esta no se limita a satélites que han dejado de funcionar, en la basura espacial también podemos encontrar las etapas superiores de cohetes, degradación en la pintura de los objetos, y especialmente partes de satélites o cohetes que se fragmentaron durante explosiones o impactos. Adicionalmente podemos encontrar objetos que han perdido astronautas durante sus caminatas espaciales: un guante, una cámara, una caja de herramientas y hasta un cepillo de dientes.La Órbita Baja Terrestre (OBT), el espacio que se encuentra desde los 100 km y hasta los 2,000 km sobre la superficie del planeta, es el área más afectada por el problema de la basura espacial. En esta encontramos aproximadamente 400,000 objetos del tamaño de una pelota de beisbol y hasta 20 millones de partículas con un tamaño menor a 1 centímetro. La Agencia Espacial Europea estima que pueden existir hasta 150 millones de objetos, que podemos considerar basura espacial, en todas las altitudes de órbita de nuestro planeta.
Uno de los principales factores que contribuyen a la basura espacial es la falta de un mecanismo que saque de órbita a los satélites al terminar la misión. Actualmente existen al menos 5,200 satélites “difuntos” orbitando y sólo 600 satélites operacionales. Eso significa que un 87% de los satélites que lanzamos los hemos abandonado en órbita hasta que lentamente caen o alguna tormenta solar los empuja a la atmósfera. Entre esos satélites muertos podemos encontrar algunos satélites famosos como el Vanguard-1, cuarto satélite en la historia lanzado en 1958; y el Syncom-3, el primer satélite geoestacionario. México tampoco ha hecho mucho de su parte para mejorar el problema, de los 8 satélites que fueron de su propiedad, cuatro de ellos son considerados basura espacial: Morelos I y II, Solidaridad I y el mismo UNAMSat – B.
La basura restante ha sido creada por la fragmentación de los objetos mientras se encuentran en órbita. La fragmentación más común es causada por la explosión accidental de la etapa superior del cohete portador. La primera explosión detectada por astrónomos sucedió en 1961 cuando una etapa Ablestar del cohete norteamericano Able explotó. El peor evento fue causado por un Delta-II que fue lanzado en 1977, su explosión ha causado 934 objetos detectados en OBT. Un estudio en el año 2001 encontró que existen más de 2,543 objetos fragmentados por 79 eventos explosivos desde 1958. Durante los últimos 10 años, la etapa Briz-m de los cohetes Protón rusos han tenido 3 explosiones en órbita baja, la más reciente el 16 de octubre de 2012 donde se detectaron hasta 500 partes que se desprendieron por la explosión de un tanque con 2.5 toneladas de combustible.
La fragmentación también puede ser causada por impactos entre objetos, de forma premeditada o accidental. Durante la Guerra Fría, la antigua Unión Soviética disparó 9 misiles antisatélites que generaron 448 fragmentos detectables en OBT. Los Estados Unidos han probado 2 misiles antisatélite pero todos sus fragmentos reingresaron a la Tierra. Ha sido China la peor infractora en esta fragmentación premeditada con la prueba de un misil en 2007 la cual generó al menos 2,317 objetos con un tamaño mayor a los 10 centímetros. Por otro lado, el primer y único accidente a la fecha entre dos satélites, sucedió durante 2009 cuando el satélite difunto ruso Kosmos-2251 chocó con el satélite Iridium-33 y creó al menos 1,000 objetos con tamaño mayor a 10 centímetros.
Como puede verse, el problema de la basura espacial no es nuevo y crece cada día. Desde hace un tiempo la red de satélites Iridium se ha estado renovando, pues los satélites de la red original dejarán de funcionar este año. Iridium es una constelación de satélites de comunicaciones que giran en 6 órbitas bajas, cada una con 11 satélites, lo que nos da un total de 66 futuros satélites muertos que se sumarán a la larga lista de chatarra espacial. La nueva red, llamada IRIDIUM NEXT, constará de 81 satélites: 72 en órbita (66 operacionales y 6 de reserva) y 9 satélites de reserva en tierra. Actualmente Space X ha puesto en órbita 40 de ellos y se espera que este año se lancen los 32 restantes. Space X sólo pondrá en órbita 75 de ellos. Desde que se proyectó la renovación de esta red, se han hecho cambios al diseño final, variando el número de satélites que la compondrán. El nombre Iridium viene del elemento químico cuyo número atómico es 77, número de satélites que originalmente tenía el diseño de la primera red. Como dato curioso, los brillos que parecían rasgar el cielo nocturno y que hacía muy característico el paso de estos satélites por el firmamento, no estará presente en la nueva red.

La constelación de Satélites Iridium

Uno de los famosos destellos Iridium, causado por el reflejo del Sol en sus páneles solares.
Pero regresando a las esferas caída en Perú, los noticieros y la prensa daban cuenta del suceso desde que pudo ser observado en varias partes de la frontera con Brasil.

Con el titular “Cuerpo luminoso en caída libre por el cielo sorprende a Pucallpa”, RPP Noticias, publica la nota de un objeto que surcó los cielos de Perú la tarde del pasado día 27 de enero y que también fue visto en algunas ciudades de Brasil como Rio Branco, Tarauacá, Feijó, Cruzeiro do Sul, Porto Walter y Rodrigues Alves, en Acre, estado fronterizo con el Perú, según informó el portal de noticias.


Las noticias se fueron sucediendo y al día siguiente, domingo, el canal de Noticias “A Tu Estilo” informa que durante la mañana en la población de Larancahuani fue encontrado por los lugareños un “objeto extraño” después que en la tarde del día anterior se vio caer una bola de fuego. Según el informe, al acercarse al lugar se siente un olor a soldadura (metal caliente). Comenta que tiene un peso aproximadamente de 40 kilos, una circunferencia de 2.07 m y una altura de 1.05 m. El artefacto dejó en el suelo una marca de impacto cuya profundidad se estimó en 30 cm con un diámetro de 29 cm. Despiden la nota prometiendo más información, pero hasta el momento no han actualizado la nota.


Los distintos medios noticiosos se sumaban al acontecimiento comenzando a barajar la posibilidad de que se tratara de chatarra espacial. El mismo día 28, el DiarioCorreo de Perú refiere que el meteorólogo Alejandro Fonseca de la Universidad Federal de Acre (Ufac), descartó la teoría sobre la caída de un meteorito al planeta Tierra. Según consideraciones del experto, el brillo en el cielo pudo haber sido por basura espacial. “Cuando la basura espacial entra en la atmósfera sufre una fricción muy grande y eso causa un incendio en el objeto. Lo que puede haber ocurrido es eso”, comentó. Este diario aún no se enteraba del lugar en que el objeto había caído.


Por su parte, el portal TROME de Perú, reportaba que la noticia ya era viral en la plataforma social Facebook, haciendo referencia a las notas dadas hasta el momento, pero agregando el detalle de que el comandante del Cuerpo de Bomberos de Cruzerio del Sur de Brasil, Rómulo Barros, dijo que ninguna aeronave sufrió caídas, algo que muchos usuarios de Facebook consideraron como una opción creíble.


El mismo día 28 de enero, el Dr. Walter Núñez, en su canal, da una reseña rápida sobre el asunto en un video de 2 minutos, más que nada porque ya se estaba alborotando la magufada (entusiastas no informados que ven marcianos por todos lados) y especulaban con cosas extrañas venidas del espacio, tal como sucedió poco más de un mes antes, el 22 de diciembre de 2017 con el lanzamiento del cohete espacial Falcon 9 de Space X desde la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg, en Califonia. Dicha misión, la Iridium-4, puso en órbita la cuarta tanda de satélites del nuevo sistema de comunicaciones Iridium Next. Los magufos estaban desatados sacándose tonterías de debajo de la manga y diciendo sandez y media, pero ni uno fue para informarse, ni siquiera creían que fuera un cohete espacial, empezaban a especular con que Corea del Norte ya le había enviado un regalito a Donald Trump, cosa que era imposible pues el cohete se dirigía al sur, no venía del oriente, recordemos que la península de Corea se encuentra entre China y Japón.  Fue toda una locura internet esa noche de viernes, víspera de navidad. Tras ver su error, algunos rectificaron, otros simplemente no mencionaron más el asunto pero uno siguió insistió en ver platillos voladores durante el lanzamiento, en realidad era un lens flare producto de los propulsores, después cazó otra cosa insistiendo que “algo raro” hubo en el lanzamiento. Entre más lo mencionaba más se hundía, hasta que ya nadie le puso atención. Pues ahora parecía que iban por el mismo camino, sólo que el magufo de los platillos llegó un mes tarde a la fiesta, en fin.


No me fue muy difícil dar con el dato exacto tras hacer una pequeña búsqueda causada por la curiosidad al ver el video del Dr. Nuñez. Como ya he investigado este tipo de casos, sé a qué lugares dirigirme para averiguar un poco más de la procedencia de la chatarra y le dejé un mensaje con antecedentes magufos y un enlace en los comentarios al sitio donde averigüé de lo que se trataba.


El trabajo en la oficina me hizo olvidar de momento el tema, pero el día primero de febrero veo el directo del canal peruano “Matergia Realismo Fantástico” del periodista Rafael Mercado, donde en directo daba cuenta del hallazgo de la tercera de las esferas que al final terminaron siendo 5. También dejé ahí un mensaje además de hacer una publicación en mi muro de Facebook.



Como ya sabemos hasta este punto, esas esferas son contenedores de hidracina, combustible para cohetes. Sin embargo, magufos escépticos, algo más extraño que los aliens, que en realidad sólo son creyentes negacionistas de todo aquello que no se ciña a sus creencias, pero nunca abren un libro, dudan de que sea un simple tanque. Allá ellos.

Empero la única duda válida es de dónde provienen, claro que no es de donde ellos creen, ja, ja, ja. Cómo ya apunté antes, existen muchos sitios dónde se puede consultar la caída de restos espaciales y algunos de ellos guardan registros de cada reingreso en el pasado, las caídas actuales y las que se esperan.

El sitio se llama Aerospace, una compañía de ingeniería aeroespacial que cuenta con personal altamente calificado para dar soluciones innovadoras de importancia nacional tanto en el espacio como en tierra y cuenta con la colaboración del NORAD y otras agencias gubernamentales que aportan la información técnica de los objetos que reentran además de un registro de la trayectoria de caída, fechas, lugar de lanzamiento etcétera.


El objeto es descrito como el cuerpo de un cohete con la designación internacional 2017-086D y número del NORAD 43090. Fue lanzado el día 26 de diciembre de 2017 a las 19 horas (UTC/Tiempo Universal Coordinado), desde el Cosmódromo de Baikonur, en Kazakhstan. La misión de este cohete era la de poner en órbita el satélite AngoSat 1, primer satélite de Angola.


Además de estos datos, se da la predicción de reentrada para el 27 de enero de 2018 a las 22:35 UTC ± 2 horas, siendo esto entre las 15:35 y 19:35 horas de Perú. Para calcular esta predicción se utilizó un último tiempo de referencia estimado en 27 de enero de 2018 a las 15:30:56.860 UTC, es decir, 10:30: hora de Perú.

Se reporta el avistamiento de este objeto a las 23:32 UTC del día previsto, o sea, a las 18:32 hora de Perú.


Para confirmar esto, busqué los datos referentes al satélite que menciona esta página, el AngoSat 1, corroborando la información que ya se ha dado. Primero investigué la designación internacional, 2017-086D, que me llevó a la página ORBIT TRACKER (Rastreador de Orbita). Este sitio, además de dar información del artefacto que se busca, nos da un mapa en el que podemos ver la posición en tiempo real en caso de aún estar en órbita, el que buscamos ya no lo está, aparece la leyenda “Object no longer in orbit” (El objeto ya no está en órbita) y el mapa vacío.


Aprovechando que estamos en el sitio, localicé el satélite, siendo la carga primaria, su designación internacional deber ser 2017-86A y así fue. Obteniendo los siguientes datos. País: Angola, Fecha de lanzamiento 26 de diciembre de 2017, Lugar de lanzamiento: TTMTR y Vehículo de lanzamiento: Zenith, además de una descripción del satélite que a la letra dice:
El primer satélite de Angola, AngoSat-1, fue construido por RKK Energia en torno a la plataforma USP, anteriormente utilizado para varios de los satélites de comunicaciones Yamal de Gazprom. AngoSat-1 lleva una carga de comunicaciones construida por Airbus Defence and Space, que consta de dieciséis transpondedores de banda C y seis de banda Ku. Es un satélite relativamente ligero con una masa de solo 1.647 kilogramos (3.631 lb). El satélite será operado por el Ministerio de Telecomunicaciones y Tecnología de la Información de Angola. Se colocará en una órbita geoestacionaria a una longitud de 14 grados Este y se espera que funcione durante al menos quince años. Una vez en órbita, el satélite utilizará ocho propulsores de iones de xenón SPT-70 para mantener la estación. No está equipado con un motor de apogeo líquido, y en su lugar será transportado casi hasta la órbita geoestacionaria por la etapa superior del cohete portador.

De este cohete, se desprendieron 8 partes que fueron numeradas de la A a la H, quedando 3 en órbita, una de ella el satélite, lo que llaman carga útil y los otros dos, un tanque y una etapa del cohete que se identifica como rocket body. Las otras 5 partes cayeron a tierra entre el 14 y el 30 de enero del presente año, siendo la parte identificada como rocket body la que se precipitó sobre Perú, tal como lo muestra la siguiente tabla de Orbit tracker, las demás partes son consideradas chatarra, como el tanque que aún esté en órbita. Las otras 4 partes, al ser consideradas como chatarra espacial, es casi seguro que se desintegraron durante su reingreso.


Hay dos conceptos que al lector deben haberle dado un poco de curiosidad, CIS y TTMTR. CIS es la designación para COMMONWEALTH OF INDEPENDENT STATES (Comunidad de Estados Independientes) y TTMTR es la designación para TYURATAM MISSILE AND SPACE COMPLEX (Complejo Espacial y de Misiles Tyuratam) conocido también como Cosmódromo de Baukonur. Con respecto a esta última designación hay una historia interesante, a mediados de los años 50, la Unión Soviética anunció que todas las actividades espaciales serían conducidas desde el Cosmódromo de Baykonur, que se asumió estaría cerca de la ciudad de Baykonur, en Kazajistán. En realidad, las instalaciones de lanzamiento se localizaban al noreste de Tyuratam. El nombre Baikonur se eligió a propósito para desviar la atención de Occidente haciendo creer que el lugar estaba cerca de la ciudad de Baikonur, una ciudad minera 41 km al sur del centro espacial en un área desértica cerca de Dzhezkazgán.


El cohete Zenit 2SB, utilizado como lanzador, es una de las estrellas rusas que vuelve a rugir en el firmamento tras 2 años de inactividad por los problemas entre Rusia y Ucrania, involucrados en la construcción del cohete. Ver cómo es armado y ensamblado es una experiencia única, aunque los componentes internos rara vez son expuestos.


El Satélite AngoSat-1 con el equipo técnico.
Encapsulado del satélite en la cabeza del Zenit
A unos cuantos centímetros de encapsularlo.
Ensamble con la primera etapa de lanzador Zenit.
Colocándolo en la plataforma de transporte y elevación.
Hacia la plataforma
Se conecta a un par de locomotoras.
Un blanco recorrido.
En las cercanías de la plataforma de lanzamiento.
Colocándose en posición.
Elevando la plataforma.
Un poco más.
Casi listo.
Cuenta regresiva.
¡Despegue!







Como y ya se dijo antes, este lanzador fue utilizado para poner en órbita el primer satélite de telecomunicaciones de Angola. Sin duda este lanzamiento tiene mucho qué celebrar además de poner a trabajar a la Agencia Espacial Peruana que apenas le dedico unos 3 artículos al tema sin que hasta el momento haya dado información completa sobre esta chatarra espacial.

Algunos magufos, adoradores del tema de los OVNIs, hablan aún en estos días de un misterio, pero poco a poco la gente los va poniendo en su lugar pues, como ya sabemos, esta no es la primera ni será la última en que estos artefactos espaciales caen a tierra.

Leopoldo Zambrano Enríqeuz
Informe U. F. O.
Monterrey Nuevo Léon. México.