martes, 18 de enero de 2011

La Eterna Manía de Acabar con el Planeta.

¿Es nuevo el anuncio del fin del Mundo?
El hombre es muy dado a querer saber qué le depara el futuro, y siempre ha tratado por diferentes medios de llegar a ese conocimiento, ya sea por gracia divina o a través de agoreros y hechiceros, haciéndolo blanco fácil de cuanta idea loca circula por el mundo y por la red.
Sin embargo, también es proclive a la autodestrucción, por lo cual Carl Sagan, con justa razón, comentaba “Sino nos autodestruimos, alcanzaremos las estrellas”.
A nivel de calle, los malos augurios son siempre bienvenidos, pues nos mantienen ocupados y nos distraen de la cotidianeidad de la vida tan monótona en que vivimos, además de ayudar a la industria de la superchería para mover el mercado de amuletos, veladoras, yerbas, limpias, maleficios, conjuros y demás paliativos para situaciones de desesperanza que nos hagan poner nuestra atención en ídolos de barro o papel para salir del paso.
El fin del mundo no es la excepción, y tal parece que no sólo responde a cambios importantes en el calendario, cualquier fecha puede ser buena para recetarnos un deliciosos y terrorífico fin del mundo; y si está aderezado con predicciones de antiguas y sabias civilizaciones resulta todo un bocatto di cardinale. Hasta cierto punto es divertido pues podemos ver cómo es que el ser humano reacciona ante una situación que escapa a su alcance pues, en contrapunto, asegura y afirma verlo venir con suma claridad, aún y cuando no se conozca de lo que se habla, o crea saberse gracias al sesgo cognitivo o por repetición de lo que diga algún gurú que admire quien postule tal catástrofe. 
Sin embargo, el otro lado de la moneda es que no se sabe de qué forma “prenderá” esa idea escalofriante en el común de la gente, de tal forma que resulta irresponsable lanzar estos augurios al aire sin saber el estado mental de quienes reciben el mensaje. En México tuvimos dos ejemplos deplorables, uno de ellos de graves consecuencias en 2009.
Y si los medios se hacen eco de estos augurios, se convertirá en todo un suceso que puede llegar a Hollywood, tal como la reciente película 2012.
Ejemplos tenemos a raudales, pero este enlace que sigue da cuenta de ellos:
Hace algún tiempo escribí al respecto, centrándome en la figura del diseñador Paco Rabanne, donde por una profecía de Nostradamus tira todo por la borda debido a su proclividad a los augurios. Pero uno en especial lo marcó como para saltar a los medios noticiosos como “El Nostradamus de la Moda”.
Ahora, y gracias a los seguidores de algunos gurúes enquistados en el pináculo de la fama desde hace 40 años, nos recetan un nuevo año, el 2023, entre muchos otros que circulan pero que no han alcanzado tanta fama como el 2012.
Esta enfermedad contradictoria entre “Temor-Destrucción” no acabará para el 2013. Ha sido, es y será inherente al ser humano. Pero al igual que la razón por la cual los creyentes siguen yendo con los agoreros, el que cada uno tenga una visión distinta hace que exista un universo de posibilidades y se perdonen los errores (mayoría) en favor de algunos pocos aciertos que parecen cumplirse, haciendo que los agoreros sigan ganando pingües ganancias, y los apocalipsis permanezcan en el Nº1 del "Hit Parade".
Otros son sinceramente alucinantes como el de Octubre pasado en Nueva York, que circuló como una oleada OVNI que los agoreros y vendedores de misterios hicieron circular por todos los medios, pero que en realidad era una celebración por los 100 años de “La Gran Vía” de Times Square, en la que se lanzaron miles de globos amarillos al aire en alusión a la bandera Española. Aún y con esto, aprovechándose de la ignorancia de muchos al respecto de esta celebración, ahora se habla de confederaciones galácticas, razas siderales y demás sandeces “torciendo un poco” los encabezados de tal evento neoyorquino. Ningún ámbito del misterio se salva de estos agoreros.

Humanos somos y errar de humanos es… Somos tan crédulos y olvidadizos que tropezamos con la misma piedra una y otra vez. Pero no sólo eso, sino que lo dejamos pasar contribuyendo a que el monstruo crezca y establezca un precedente; falso, pero precedente al fin.

¿Acaso tan baja tenemos la estima que permitimos estos insultos a la inteligencia?

La culpa no es sólo de los agoreros, se reparte a partes iguales entre ellos y quienes creen sus augurios.

Los medios… De los medios sólo se puede decir que tienen que capitalizarlo, es rating, es dinero, así que por ese lado, "El Show Vende", y vende muy bien, pues bajo el pretexto de que todo es noticia, la veracidad o consulta de fuentes brilla por su ausencia y la información es torcida en beneficio del sensacionalismo.



Leopoldo Zambrano Enríquez
Informe U. F. O.
Monterrey, Nuevo León. México.

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